Como anuncié en la entrada anterior, os traigo la segunda parte de mi reportaje fotográfico de Burgos; espero que os guste, muy en especial a CreatiBea, a quien de nuevo se la dedico con cariño.
A modo de portada os muestro esta toma a última hora de la tarde, con un cielo que el mismísimo Tiziano hubiese querido plasmar recelosamente en sus cuadros. La catedral aparece en el horizonte como una ilusión, en medio de una vegetación espesa que se ve incapaz de cubrir por completo esas agujas que como lanzas desafiantes apuntan al avainillado cielo.
(Podéis pinchar en las imágenes para poder cotemplarlas a mayor tamaño)
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Atardecer en Burgos. |
He visto varios monumentos escultóricos dedicados al Cid Campeador (en Valladolid, Valencia, Sevilla...), y obviamente no podía faltar su figura emblemática en Burgos.
Esta estatua ecuestre no sería tan especial si no me pareciese que Rodrigo Díaz de Vivar se dispone a cruzar el Arlanzón para salir de la ciudad, camino de su destierro, a lomos de Babieca, con la capa al viento y blandiendo firme a su espada Tizona ante las estatuas de piedra que permanecen hieráticas sobre el puente.
Otro monumento destacado es el arco de Santa María; comunica el puente con la plaza de la catedral. Fue construido entre los siglos XIV y XV y posteriormente remodelado con piedra caliza blanca burgalesa. En la actualidad está abierto al público y en su interior alberga el museo de farmacia y exposiciones temporales.
El palacio de los Condestables de Castilla, conocido como Casa del Cordón, es del siglo XV, del gótico tardío; es un edificio de carácter civil y en su arquitectura se aprecia armonía y austeridad. Hoy por hoy no es visitable, dentro se encuentran las oficinas centrales y la sede social de la entidad bancaria propietaria del inmueble.
Se pueden encontrar un montón de iglesias preciosas paseando por Burgos (y pasear he paseado, tanto que el dolor en mis pies tardó dos días en desaparecer tras regresar...)
La iglesia de San Esteban es un templo gótico donde ya no se practica el culto y en cuyo interior se puede visitar el museo del Retablo por un precio aceptable; la iglesia está emplazada en la ladera Este del cerro del Castillo y presenta una planta de tres naves de cuatro tramos, la cabecera se cierra con triple ábside y posee sala capitular.
Los retablos que se exhiben son fundamentalmente renacentistas y barrocos, procedentes de diferentes localidades, aunque algunos pertenecen a la propia iglesia, como el Retablo Mayor.
La iglesia de San Gil es de estilo gótico y presenta un austero aspecto exterior debido a que estuvo dentro de la muralla de Burgos. Podría decirse que la iglesia es ruda por fuera y bella por dentro. La planta de cruz latina posee tres naves de tres tramos, más transepto y una pronunciada cabecera triple cuadrada.
Respecto a la iglesia de la Merced, continúa teniendo un uso religioso y no coincidir con su horario de culto es difícil, porque considero una falta de respeto molestar con el ruido del obturador al cura oficiando una misa; aun así, siempre se puede esperar para ver el interior de esta iglesia tardogótica de los siglos XV y XVI.
Continuando con las iglesias, cabe destacar que la iglesia de San Nicolás de Bari merece una mención de honor; fue levantada en 1408 sobre otro templo románico y está situada enfrente de la catedral , ante la ponencia de ésta casi hace anodina su presencia, pero sería un error pensar tal cosa cuando en su interior se alza uno de los retablos platerescos de piedra más complejos que mis ojos han llegado a contemplar, sencillamente es espectacular.
La iglesia de San Lesmes es un templo de estilo gótico, aunque su fachada no tiene apenas decoración, salvo la portada y el rosetón. En ella se halla enterrado el santo que da nombre a la iglesia, patrón de la ciudad.
Frente a la iglesia de San Lesmes nos encontramos con las ruinas del monasterio de San Juan; se conservan fragmentos de la iglesia del siglo XV y de la sala capitular del XVI, además, consta de un claustro renacentista en el que se ha instalado un museo que exhibe las obras del pintor burgalés Marceliano Santamaría, cuyas obras no he tenido el placer de conocer por falta de tiempo... (Un consejo: Si visitáis Burgos y queréis verlo todo, que vuestra estancia sea de más de cuatro días)
Por último, refiriéndome a edificios de índole religiosa, diré que siempre que pasaba por delante de la iglesia de San Lorenzo estaba cerrada y en el convento de Santa Clara no se permite la entrada al público.
Así que hablaré un poco del Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas, que es amplio y complejo, con aspecto de fortaleza y se encuentra algo retirado del casco antiguo.
En la actualidad, el monasterio está "gobernado" por monjas cistercienses, y digo "gobernado" porque, aunque se permiten visitas guiadas de aproximadamente una hora, la entrada tiene un precio abusivo y además no dejan sacar fotos, éstas sólo están permitidas en el patio exterior.
El monasterio es bonito y se agradece contar con una guía en el recorrido, pero ya que privan a los turistas de sacar fotos pues podían compensarlo con un folleto, que el precio (4 € reducida y 7 € la normal) lo vale.
Como podéis apreciar en la foto superior de la derecha, aparezco yo bajo un arco; pasé de ser la fotógrafa a la fotografiada, aunque no descuidé mis labores de fotografía y mi pareja no se libró de posar también como podéis ver en la foto de al lado.
El Museo de Burgos es una joya que poca gente conoce y que desgraciadamente no se visita; mi pareja y yo estuvimos completamente solos en él y eso que la entrada es gratuita los Sábados y Domingos, aunque la tarifa normal es de 1,20 € y la reducida de 0,60 €, vamos, un precio ridículo.
Las colecciones del museo tienen una procedencia exclusivamente burgalesa y muestran la evolución histórica y cultural de la provincia.
Está dividido cronológicamente (Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Renacimiento, Barroco y Siglos XIX y XX). Es amplísimo y soberbio, para tirarse un día entero en él sin aburrirse.

También estuve en el Museo de la Evolución Humana (MEH), un edificio muy bien diseñado cuyo objetivo es conservar, inventariar y divulgar los restos arqueológicos de los yacimientos de la sierra de Atapuerca.
En su interior, hay una recreación paisajística y escenográfica de la sierra de Atapuerca, en la primera planta se encuentra un espacio expositivo mientras que la planta baja está dedicada a la teoría de la evolución de Charles Darwin, donde se encuentran también diez espectaculares e hiperrealistas reproducciones de antepasados del ser humano.
Las entradas (una reducida y otra normal) costaron 14 € e incluyen visita al museo, ida y vuelta en autobús desde Burgos a la sierra y visita guiada al yacimiento; increíble que a algunos les parezca caro cuando en El Prado de Madrid la entrada general ya vale 10 € por persona y sin guía ni nada.
Me quedé alucinada con todo lo que aprendí, sobre todo del Homo antecessor, una especie homínida extinta considerada la más antigua de Europa, ya que tiene más de un millón de años (pararos detenidamente a pensarlo). Eran individuos muy parecidos a nosotros, altos, mucho más robustos y con un cerebro algo más pequeño que el nuestro.
La sierra de Atapuerca es un conjunto montañoso que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad dado los tremendos hallazgos arqueológicos y paleontológicos del yacimiento, con testimonios fósiles de, al menos por el momento, tres especies distintas de homínidos: Homo antecessor, Homo heidelbergensis y Homo sapiens.
El lugar es impresionante, tanto como la excepcional arqueóloga que nos lo mostró (creo recordar que se llama Eva), una profesional como la copa de un pino que no pude evitar comparar con el personaje de la serie de televisión "Bones", la antropóloga forense Temperance Brennan.
Tuvimos mucha suerte al contar con una guía así, que nos mostró la Galería, la Gran Dolina y la Cueva del Compresor, que contestó a las preguntas con claridad y entusiasmo, y que nos explicó el proceso de trabajo para desenterrar restos, las condiciones meteorológicas de la sierra, las diferencias fisinómicas entre distintos homínidos, etc...
En definitiva, una excursión atípica y enriquecedora en la que solamente hay que disfrutar y ponerse en modo esponja para absorber tantos conocimientos como se pueda.

De Burgos me he traído un montón de recuerdos y experiencias con la mejor de mis compañías, conocimientos nuevos, fotografías espectaculares, los pies doloridos de tanto caminar y lo más importante: un poco de consuelo para este desinterés por todo que me asesinaba lenta y silenciosamente.
Llegué allí con el alma rota y he vuelto con cicatrices. Pocas son las heridas del alma que el arte y el aprendizaje de viajar no curen.