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lunes, 27 de febrero de 2012

Sherlock


Hacía tiempo que una serie no me impactaba tanto como para dedicarle una ilustración y rendirle así homenaje con una entrada en el blog.
Quisiera compartir con vosotr@s mi crítica personal de la serie "Sherlock", acompañada de una ilustración porque, aparte de la extenuante verborragia escrita que padezco, la mejor forma que conozco de expresarme, comunicarme y transmitir mis sensaciones e impresiones es mediante el arte.
   
En una síntesis breve, podríamos definir "Sherlock" como una serie basada en las aventuras detectivescas del mítico personaje creado por Arthur Conan DoyleSherlock Holmes, junto a su inseparable compañero el Dr. Watson, mientras la trama transcurre en pleno S.XXI. 
Una descripción así de excéntrica parece un sacrilegio y podría suscitar rechazo de los fans más fieles a las clásicas adaptaciones cinematográficas de las novelas de Doyle, pero hasta el más reacio se llevará una sorpresa al descubrir que esta serie se caracteriza por su frescura, humor ácido, diálogos perspicaces y por mantener intacto el espíritu de misterio de los crímenes que el escritor plasmó en sus novelas, todo ello otorgándole un toque sofisticado de modernidad e innovación acorde con nuestra era.
   
El reparto es excepcional. El actor británico, Benedict Cumberbatch, que se encarga de encarnar a Sherlock Holmes, deslumbra en la serie con su trepidante actuación; su extraño atractivo y magnética presencia dotan a Holmes de la mejor personificación que haya visto hasta el momento.
Contrapuesto a la personalidad ególatra, prepotente, brillante y analítica del ingenioso Sherlock, se encuentra John H. Watson, interpretado por Martin Freeman, un actor muy a la altura de su personaje, el cual pule su carácter a lo largo de los tres capítulos que dura la primera temporada.
Estos dos personajes forman una pareja excelente y compensada, funcionan; sería difícil entender y valorar el protagonismo de uno sin el otro.
Respecto a Moriarty, el archienemigo de Holmes, no puedo decir nada de él sin destripar el final de la primera temporada, siento dejaros con la intriga...
   
De mi ilustración os diré que está realizada con gouache sobre papel color crema de 90 gr y posteriormente le he aplicado la tipografía por Photoshop; con un formato final de 57x30 cm.
Hacía tiempo que no pintaba retratos como tal, es decir, de personas reales; la mayoría los he hecho por encargo de particulares y (casi) nadie quiere saber nada de retratos que no sean hiperrealistas o no parezcan fotografías, pero como éste no estaba sujeto a normas pues me he concedido el capricho de hacerlo según se me ha antojado.
   
Me pasaría media vida alabando está soberbia propuesta de la BBC que me tiene fascinada hasta el punto de sacar mis pinceles a batallar; pero prefiero que me deis vuestra opinión si tenéis o habéis tenido ocasión de ver la serie.

sábado, 23 de octubre de 2010

Crítica sobre las publicaciones de entradas

La publicación periódica de entradas en un blog produce un incremento de visitas y aumenta o mantiene el interés de los seguidores registrados para continuar visitándolo; creo que hasta aquí no he dicho nada del otro mundo.
Normalmente, cualquiera que posea un blog o se plantee crear uno, o simplemente sea seguidor de alguno (sin necesidad de tener uno propio), sabe que para que un blog se considere aceptable, el propietario debe ser constante, atento y publicar con asiduidad, sobre todo para mantener el blog actualizado y para no defraudar a sus seguidores, entre otras muchas cosas.

Hay blogs de todo tipo y que tratan de temas muy diversos; los hay especializados en informática, economía, libros, arte, personales, videojuegos, actualidad, noticias, música, cine, espectáculos, motor, etc... en definitiva: tantos de cada materia que se antojan de cantidad inespecífica e innumerable.
Dependiendo de su categoría y aportación, la frecuencia con la que se publica en ellos varía; quiero decir: no es lo mismo usar un blog a modo de diario personal (donde alguien podría redactar una entrada cada día por muy aburrida que sea su vida), que tener un blog dedicado a elaborar reseñas de libros o a colgar ilustraciones (como es el caso del mío). Aparte del tiempo que se emplea en la creación de una entrada medianamente bien redactada, también se debe añadir a ese total el tiempo que se tarda en leer el libro del que se va a hablar o en realizar la ilustración que se va a subir. Se comprende que las personas que tienen un blog para exponer sus trabajos artísticos o para opinar sobre un libro que se han leído tarden más en publicar una entrada, porque hasta ahora los libros no se leen solos y los pinceles tampoco pintan un cuadro sin una participación humana.


Paseándome por la red he comprobado que existen blogs donde sus entradas o referencias son un tanto peculiares, podría argumentar que son inferiores tanto por la extensión de la información como por la calidad de su contenido; incluso, algunos blogs dan la sensación de publicarse automáticamente cada hora, como si la computadora seleccionase palabras al azar, sin relación lógica en una frase y pudiese programase dicho absurdo verbal. También reconozco que otros pecan de extenderse demasiado para no decir absolutamente nada, pero a mi juicio, ambos no aportan relevancia a los asuntos que promete la búsqueda. Considero que un blog debería ser algo útil o divertido, o ambas cosas, algo que la gente pudiera disfrutar tanto como el propio creador.
Ojalá yo pudiera publicar más y mejor, pero las ilustraciones y los relatos no se hacen solos, y únicamente puedo mantener el ritmo cuando la inspiración y el tiempo libre me lo permiten. Para todos aquellos que se encuentran en la misma situación os deseo de todo corazón que sigáis manteniendo vuestros blogs tan maravillosos como siempre y que no sucumbáis a la tentación de publicar entradas basura. ¡Mucho ánimo!

martes, 8 de junio de 2010

Cuando publicar se convierte en el Apocalipsis

Recientemente me informé de cómo publicar un libro, en una pequeña imprenta a la vez que librería donde también venden artículos de papelería, en Alcorcón, la localidad donde resido. Fue de casualidad, como la mayoría de las cosas transcendentes que me suceden en la vida; no iba buscando asesoramiento ni mi intención era emprender la hazaña de publicar una de mis novelas, pero me tropecé con la propuesta.
Un buen día, entré a la pequeña tienda a la que hago alusión, habría pasado más de mil veces por la calle donde está situada y nunca me había fijado en ella ni detenido siquiera frente a su escaparate repleto de libros de todo tipo; ese día iba como acompañante de otra persona que necesitaba encuadernar en canutillo un trabajo para clase y me dio por preguntar al dueño que si encuadernaban libros, y sí, tanto en tapa dura como en blanda, en todos los formatos y con acabados para todos los gustos... Lo ideal para mí, que cuando termino una novela tengo la costumbre de imprimirla con mi impresora casera, cortar las hojas, diseñarle unas bonitas guardas y llevar todo el conjunto a encuadernar para tener en casa una copia de mi trabajo en papel. Normalmente conservo mis obras impresas, no sólo en un archivo InDesign (el programa que utilizo habitualmente en la maquetación de textos para luego convertir el documento a pdf y guardarlo así en dos formatos diferentes por motivos de seguridad y porque la extensión que usa Acrobat es la más utilizada comúnmente y poco pesada). Les entregué mi libro listo para encuadernar y el propietario del negocio me ofreció un montón de información para publicar una tirada pequeña (de unos 100 ejemplares) de ese u otro libro que yo tuviese escrito.
Este señor me estuvo explicando muy amablemente que los pasos para publicar un libro eran sencillos (repito: sencillos, y eso no conlleva que no sea caro para cierto nivel adquisitivo, porque la teoría dista mucho de la práctica).
Yo tenía poca idea sobre este tema, pero si alguna persona, al igual que yo, tiene curiosidad o está interesada pues espero servirle de utilidad y que con mi ayuda pueda orientarse un poco en el proceso.
Primero se debe poseer material serio que publicar, claro está, y una vez que se tenga lo esencial (la obra acabada) el autor puede costearse él mismo la edición o bien encontrar una editorial para que ponga el dinero por él y distribuya el libro (hablando en plata: tener dinero o convertirse en Ulises para enfrentarse a la Odisea)


Normalmente, si alguien investiga un poco por Internet, se da cuenta que la mayoría de las editoriales, tanto virtuales como físicas, despliegan un amplio abanico de posibilidades a la disposición del autor, ofrecen un servicio completo o uno más modesto con lo esencial, según el dinero que el autor esté dispuesto a gastarse; aparte del servicio básico y primordial, las editoriales se pueden encargar de una corrección minuciosa y profesional del escrito en todos sus aspectos, un diseño de portadas, elección de un formato estándar, una impresión en papel (en el caso que la hubiera) y todas esas opciones para mejorar el libro y hacerlo accesible a los lectores.
El hombre que regenta la imprenta a la que acudí me comentó que él se encargaba de realizar las pruebas de impresión antes de llevar a cabo la tirada definitiva, de hacer una corrección ortográfica (me dijo que existía gente que le había entregado sus escritos a mano) y también que elaboraba portadas para las cubiertas con un diseño predeterminado o el que el cliente desease colocar (hacerlo en offset es lo más económico y lo que más calidad ofrece actualmente, yo personalmente lo recomiendo porque lo he probado en clase de Técnicas Gráficas Industriales cuando cursé Ilustración; es un método de reproducción de documentos e imágenes sobre papel o soportes similares, que consiste en aplicar una tinta grasa sobre una plancha metálica, y el proceso es muy parecido a la litografía).
Para mí existen dos principales inconvenientes: encontrar una editorial que ponga el dinero necesario para que mi libro vea la luz, y buscar una buena manera de promocionarme para vender al menos todos los ejemplares y no perder mi inversión en el presunto caso de que yo sea mi propia editorial. Por ahora estoy remasterizando una de mis novelas para poder presentarla, y mientras tanto también estoy esforzándome en llevar este blog actualizado, en anunciarme en otros blogs y en participar de forma activa todo lo posible.
Si lo que se desea es que el público tenga acceso a un libro y pueda comprarlo, lo apropiado e idóneo sería que dicho libro fuese publicado por una editorial y que ésta pagara al autor por ello; a menudo, las editoriales prefieren publicar libros que hayan sido premiados en concursos o certámenes literarios porque así no se arriesgan a perder su dinero, pero por experiencia sé que presentarse a un evento de esta índole no significa ganar de forma automática; cuando se acumulan muchas derrotas y todo intento es fallido puede resultar muy frustrante, hasta el punto de tirar la toalla si no se asume y acepta con sangre fría; puedes pasarte la vida entera probando suerte y no obtener recompensa, así que terminas por creer que el jurado ha descartado tu obra porque no vale un pimiento y si tantas veces la ha rechazado será por algo. Pero si lo que se quiere es hacer una tirada pequeña para amigos y familiares, lo mejor es acudir directamente a una imprenta para que te realicen un presupuesto.
Siempre y cuando un autor tenga dinero puede hacer lo que quiera con su libro, recalco "lo que quiera" porque es así, ya haya realizado la obra maestra de su vida o lo peor jamás escrito antes sobre la faz de la tierra; puede publicarlo sin preocupaciones ni pretensiones económicas, otra cosa es que lo venda. Si un autor (novel o no) posee dinero, no necesita buscar una editorial que le pague la publicación, él mismo puede acudir a cualquier imprenta y costearse una tirada de cuántos ejemplares desee.

Un punto a tener en cuenta es que es obligatorio solicitar un depósito legal y/o un ISBN, que son dos cosas diferentes.
El I.S.B.N (International Standard Book Number) a grandes rasgos es un identificador único para libros. Es para uso comercial y su propósito es identificar un título o la edición de un título de un editor específico. Creo que es totalmente gratuito, excepto por lo de cederles dos copias del libro o los ejemplares que estipulen.
El Depósito Legal, como su propio nombre indica, es un depósito donde van a parar ejemplares de las publicaciones de todo tipo, reproducidas en cualquier soporte, por cualquier procedimiento para distribución pública, alquiler o venta. Para las obras impresas, el impresor es quien debe solicitarlo. Si la obra está sujeta a I.S.B.N se entregarán 5 ejemplares, de los cuales 3 se envían a la Biblioteca Nacional, 1 permanece en el Depósito Legal y 1 se entrega a la Biblioteca General de Navarra. Si no posee I.S.B.N se entregarán 4 ejemplares; 2 a la Biblioteca Nacional, 1 al Depósito Legal y 1 a la Biblioteca General de Navarra.

Si alguien sin titubeos ni indecisiones tiene ganas (o dinero) para intentarlo y se siente con ánimo capaz de cumplir todo este proceso sin rendirse por muchos tropiezos que encuentre a medida que avanza por el tortuoso y pedregoso camino de publicar un libro, adelante, yo desde este rinconcito de mi blog les aporto mis mejores deseos para alcanzar el triunfo y les retiro algunas piedras para dar el primer paso.
Con frecuencia me planteo que a mí no me merece la pena complicarme tanto la vida por una afición con la que antes disfrutaba sin exigencias, sólo para desahogarme y hacer algo satisfactorio en mi tiempo libre, pues no tenía pensado dedicarme profesionalmente a ello. Está claro que si tienes suerte o eres famoso puedes publicar cualquier cosa, pero yo no tengo nada más que un puñado de letras huérfanas que se quedan navegando a la deriva por la pantalla de mi ordenador, respirando la tinta de mi bolígrafo en los cuadernos y llenando de garabatos el papel de mis post-it verdes que me acompañan a todas partes. La gente ya tiene escritores (algunos buenos, muchos malos y la mayoría mediocres) para leer sus libros y arrojar sobre ellos sus críticas, no necesita que ese montón aumente su dimensión conmigo. No descarto atreverme a realizar en un futuro no muy lejano una tirada pequeña de alguna de mis novelas para venderla a mis amigos, conocidos o a las personas que gracias a los que me rodean estén interesadas en adquirir un ejemplar, porque es así como un autor empieza normalmente, pagando como particular a una imprenta una tirada de unos 100 ejemplares para darse a conocer a su círculo más cercano. Para algunos esta entrada en mi blog significará el Génesis, pero para mí sólo cabe esperar que no se convierta en el Apocalipsis.

domingo, 30 de mayo de 2010

Escribir: ardua y peliaguda tarea

Tener ideas (aunque no se ejecuten, porque a partir de ese preciso momento dejarían de ser simplemente ideas para convertirse en actos y entonces allá cada uno con las consecuencias de la ley causa-efecto) no es algo malo, al contrario, si alguien carece de ideas (de cualquier tipo) debería empezar a preocuparse y a plantearse que tiene un serio problema en la vida. Aunque parezca mentira, existe cierta clase de gente sin iniciativa y sin criterios específicos que simplemente se limita a copiar o a imitar las genialidades de otros, es decir, seres casi a la altura de un parásito que absorben las ideas de los demás, cumpliendo su función primordial de esponja porque no poseen una personalidad propia ni definida.

Pero el problema en cuestión, para la gente con ideas, viene cuando esas ideas se multiplican, se amontonan y ya no se sabe qué hacer con ellas; si se intenta obviarlas y apartarlas de la mente producen un comezón insoportable en la cabeza hasta que se logra disiparlas, y entonces se regresa al problema del principio: que no se tienen ideas; pero si alguien se atreve a emplearlas y a transmitirlas también tiene un problema.

Con frecuencia me pregunto por qué esta energía superior que domina el universo (llamémoslo Dios, Cosmos, Mana o como se nos antoje denominarlo) no me habrá infectado el cerebro de matemáticas, por ejemplo. Todo me resultaría menos complicado si las matemáticas me atrajesen de la misma forma que me fascinan las letras y las artes, porque π siempre va a ser 3,14159265.... La suma de 2+2 siempre dará como resultado 4, los números primos siempre van a ser números naturales que tienen exactamente dos divisores también naturales: él mismo y el 1. Algo así de racional, objetivo, cuantitativo y congruente nadie lo discute, es pura ciencia, en cambio, la música, el arte en todas sus vertientes o la literatura son actividades subjetivas y variables, productos realizados con una finalidad estética o comunicativa, a través de los cuales se expresan ideas, emociones o una visión del mundo, mediante diversos recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
La gran mayoría cree que el artista nace, no se hace. Yo no estoy del todo de acuerdo con esta teoría; no sé si existe algo implícito e innato en un sujeto o algún tipo de predisposición cognitiva desde una edad temprana, pero lo que está claro es que a lo largo de la vida, las aptitudes creativas, habilidades e inteligencia se pueden mejorar e incrementar mediante la práctica, la experiencia y la adquisición de conocimientos.

He tenido la oportunidad de escribir algunas cosas (sobre todo novelas) para mi uso y disfrute, pero sin llegar a publicar nada hasta el momento y no me considero escritora; no lo digo con una actitud modesta, sólo me considero aficionada a las letras y ni siquiera creo tener el derecho absoluto de criticarme a mí misma diciendo que lo que escribo está bien o mal porque no sería una opinión objetiva y aparte, en mi caso en concreto, siempre tiendo a machacarme, a auto-exigirme y a no conformarme con lo que hago.

Una vez me topé con alguien que me dijo: ¡Buah! ¡Escribir es fácil!
Bueno, si con eso se refería a copiar veinte veces en un papel "No volveré a hablar en clase" o a hacer un cuadernillo de caligrafía en 5º de E.G.B, pues debo admitir que tenía razón, no sólo es fácil, sino que es pan comido, únicamente se requiere no ser analfabeto.

Para mí, escribir bien no es sólo no cometer faltas de ortografía y procurar poseer un vocabulario extenso y enriquecido de sinónimos, que también es importante y se agradece; ni siquiera es tener una idea genial para una trama si luego no se es capaz de desarrollarla, lo importante es la infinidad de formas que existen para transmitir el mismo mensaje y tener la capacidad de desenvolverse con soltura y elegir el modo adecuado, el idóneo para hacer de ello algo sublime. Si nos paramos a reflexionar es comparable a la publicidad, el producto que intentan vendernos puede ser algo inservible y sin finalidad alguna, algo que no necesitamos y hasta puede que sea un timo que no cumpla con lo básico que han prometido, pero si el anuncio es bueno seguro que picamos en comprarlo.

Aunque tengo ideas (de esas que a veces no me dejan ni conciliar el sueño si no termino escribiéndolas o convirtiéndolas en un dibujo, según para lo que sean) admito mis limitaciones. No sé si soy buena o mala escribiendo y nunca lo sabré con exactitud dada la complejidad para unificar las diversas opiniones, añadiendo también los gustos de cada uno; pero escribo porque me gusta, tanto como leer o dibujar, y me siento feliz ante el ordenador expresando todo aquello que quiero manifestar, al igual que disfruto pintando.

Que nadie se engañe, sea innato o no, escribir es un arte que requiere esfuerzo y exige constancia además de un inacabable aprendizaje donde nunca se ve la perfección absoluta, y encima existe la desventaja de que hay quienes lo ven como una pérdida de tiempo si no se saca un rendimiento económico, como si por tasar un libro y convertirlo en una fuente de ingresos fuese a mejorar la obra. De nada sirve la inspiración de las musas si no se es perseverante o no se dispone de una habilidad muy desarrollada para comunicarse. La revisión del escrito es también algo muy importante, porque yo por lo general admito que escribo con más lentitud que pienso y por miedo a que se me olviden las cosas pues suprimo sin querer hasta palabras enteras en las frases; además es imprescindible tener a mano un par de diccionarios para hacer cualquier tipo de consulta y asegurarse de que la palabra que hemos elegido es correcta (ya sea un adjetivo, adverbio, sustantivo o forma verbal)

A veces, después de tanto esfuerzo en pulirme en mi faceta literaria me desespero y desanimo porque, total, lo que escribo voy a tener el privilegio de leerlo yo y a lo sumo dos personas más, aunque si me pongo en este plan ya es bastante duro que yo me lea a mí misma porque no tengo compasión conmigo y no me perdono ni un error por insignificante que sea.
Como la gran mayoría, puedo suponer que lo que interesa realmente es el argumento, que de los fallos y demás se encargarán los correctores de las editoriales o quién sea el encargado; si el libro sólo va a leerlo quien lo escribió y sin intención de presentarlo a ningún concurso de literatura o comercializarlo pues quizá no merezca la pena escudriñar con minuciosidad cada página para sacarle toda clase de erratas, pero si el autor pretende publicarlo está muy equivocado al pensar que una revisión no importa, porque una obra mal presentada, con faltas ortográficas, gramáticas y hasta sintácticas es inmediatamente rechazada. No creo que las editoriales estén dispuestas a perder su tiempo y su dinero con alguien que se hace llamar así mismo escritor y que lo que de verdad debería hacer es repetir unos cuantos cursos en el colegio de nuevo.

Además de la satisfacción que ofrece el escribir un libro, también puede publicarse, es difícil, pero no imposible. Publicar un libro no es algo sencillo si no se ha alcanzado cierto renombre, fama y prestigio, a no ser que el propio autor asuma los gastos de edición y todo eso corra de su cuenta como en numerosos casos, pero para ello hay que disponer de una cantidad de dinero estimada y que vaya destinada a tal fin. Aunque de esto ya hablaré más adelante, cuando me informe detalladamente del proceso y los requisitos para una publicación; mientras tanto, me voy con mis letras a otra parte.