Seguro que muchos de vosotros tendréis centenares de fotos por casa, me refiero a esas en papel fotográfico, cuando el único método de revelado eran los carretes y que, con un poco de suerte y si sois de los que guardan hasta un alfiler, como yo, conservareis hasta los negativos. Pero también me atrevo a aventurar que tendréis algunas fotos antiguas que no poseen negativo ni nada que se le asemeje, esas imágenes únicas que se encontrarán deterioradas y en un estado de conservación lamentable por muy estiradas que hayáis intentado colocarlas en el álbum familiar.
El ineludible paso del tiempo y las condiciones en las que se han guardado han producido daños que ahora podemos reparar (hasta cierto punto) con la ayuda de la restauración digital, aunque a veces se necesite un milagro para darles el aspecto de antaño. Los arañazos, cortes, manchas, dobleces y demás desperfectos pueden desaparecer, disimularse o integrarse de manera eficaz, dependiendo del estado del original y la gravedad de los daños.
El ineludible paso del tiempo y las condiciones en las que se han guardado han producido daños que ahora podemos reparar (hasta cierto punto) con la ayuda de la restauración digital, aunque a veces se necesite un milagro para darles el aspecto de antaño. Los arañazos, cortes, manchas, dobleces y demás desperfectos pueden desaparecer, disimularse o integrarse de manera eficaz, dependiendo del estado del original y la gravedad de los daños.
Precisamente, hace poco, a mi abuela se le antojó recuperar unas fotografías que mi madre guardaba por uno de tantos cajones de casa; yo no podía consentir escanear las fotos sin más para llevarlas en un pendrive a realizar las copias pertinentes en la tienda de fotografía más cercana, así que dediqué unas horillas delante del Photoshop (ese programa que puede salvarte la vida o arruinártela, según el empleo que cada uno le dé) para retocarlas y otorgarles ese aspecto que debían tener cuando fueron tomadas, recuperando su esplendor perdido.
Como podéis contemplar a continuación, algunas fotografías (como la primera o la última) están bastante bien conservadas, restaurarlas no me ha llevado mucho tiempo ni esfuerzo y han quedado como nuevas. Sin embargo, a la tercera le he dedicado más horas de trabajo que al resto, obviamente por su considerable deterioro, y he obtenido un resultado decente, mejor del que esperaba conseguir. En definitiva, he comprobado que, desempeñando mi papel de restauradora fotográfica, no me he convertido en Cecilia Giménez Zueco con el "Ecce Homo", aunque con el éxito mundial que ha tenido la señora más me valdría... jajaja!!!
Y como aún parece que necesito quitarme la espinita clavada de haber tardado tanto tiempo en tomar las riendas del blog y recuperar el ritmo, me gustaría recompensar a los seguidores que más comentan por aquí (véase el ranking de "top comentaristas" en la columna de la derecha de este blog), haciéndoles un pequeño regalo.
Si figuráis en dicha lista y os apetece, mandadme vuestras fotografías antiguas (dos fotografías como máximo por seguidor) y yo me comprometo a restaurarlas gratuita y desinteresadamente. Si os animáis, sólo tenéis que escanear aquellas fotografías antiguas que se os antojen (preferiblemente a una resolución de 300 ppp o superior) para que yo haga el resto; recordad que no importa en el estado en que se encuentren, yo intentaré hacer todo lo que esté al alcance de mi mano para arreglarlas. Enviadlas a mi dirección de correo electrónico, que también figura en mi perfil de usuario de Blogger y en la pestaña de contacta conmigo, y yo os las mandaré de vuelta todo lo bien que me queden.
La propuesta queda abierta y no hay plazo límite de envío, así que... ¡A participar, que es gratis!
Como podéis contemplar a continuación, algunas fotografías (como la primera o la última) están bastante bien conservadas, restaurarlas no me ha llevado mucho tiempo ni esfuerzo y han quedado como nuevas. Sin embargo, a la tercera le he dedicado más horas de trabajo que al resto, obviamente por su considerable deterioro, y he obtenido un resultado decente, mejor del que esperaba conseguir. En definitiva, he comprobado que, desempeñando mi papel de restauradora fotográfica, no me he convertido en Cecilia Giménez Zueco con el "Ecce Homo", aunque con el éxito mundial que ha tenido la señora más me valdría... jajaja!!!
Y como aún parece que necesito quitarme la espinita clavada de haber tardado tanto tiempo en tomar las riendas del blog y recuperar el ritmo, me gustaría recompensar a los seguidores que más comentan por aquí (véase el ranking de "top comentaristas" en la columna de la derecha de este blog), haciéndoles un pequeño regalo.
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