miércoles, 31 de octubre de 2012

La Catrina y Sombras que nos miran a los ojos


Estaba un poco preocupada por encasillarme en hacer ilustraciones típicas de Halloween, con tópicos que uno/a ve aplicados por todas partes hasta la saciedad, así que mi pareja me sugirió la idea de crear algo distinto y me dispuse a indagar en la cultura hispanoamericana para obtener información y procesarla junto a mi imaginación.
El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que coincide con el Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos, y por ello he realizado esta ilustración, inspirada en disfraces y maquillajes empleados en la representación de "La Calavera Garbancera", conocida popularmente como "La Catrina". La ilustración está realizada con rotuladores sobre papel blanco de 100 gr y posteriormente asistida por ordenador, con unas medidas finales de 41,5 x 51,2 cm.

El Día de Muertos se celebraba desde antes del 1000 a.C en el noveno mes del calendario solar mexica, en honor a la diosa Mictecacíhuatl (en náhuatl: "Dama de la muerte", de la mitología azteca y, actualmente, relacionada con "La Catrina"). La consorte de Mictlantecuhtli ("Señor de la morada de los muertos") presidía estos ritos dedicados a honrar y venerar la memoria de los fallecidos, e incluso esta fiesta servía para espantar a la muerte o burlarse de ella.
Actualmente, esta festividad convive en armonía con otras integradas en México, como "Halloween", sin restar importancia a la tradición milenaria.

Respecto a "La Catrina" es un grabado caricaturista en su versión original, creado por José Guadalupe Posada (ver imagen abajo). No se dibujó específicamente para el Día de Muertos, pero se usa en tales fechas por su vinculación con la muerte. La Catrina, a veces puede mostrarse engalanada y con ganas de juerga, en cambio, otras veces se encuentra con su esqueleto al descubierto y preparada para llevarse a los mortales; su doble identidad evoca la forma más pura del "carpe diem" y ha alcanzado tal grado de popularidad, incluso fuera de México, que se ha convertido en uno de los temas por excelencia para disfrazarse.

"Calavera Garbancera", por José Guadalupe Posada

Y aprovechando la ocasión, me gustaría mostraros otra ilustración que realicé allá por el año 2006 y que nunca encontraba el momento adecuado para publicar en el blog, pero como guarda cierta verosimilitud con el tema pues ya tengo la excusa perfecta para exponerla.
La obra se titula "Sombras que nos miran a los ojos" y está realizada en acrílico sobre papel de 160 gr, cuyas medidas son 20,8 x 22,56 cm.
Surgió a raíz de un sueño que tuve, aunque viendo el aspecto de la obra más bien pensareis que se trató de una pesadilla, pero yo, que de lo único que tengo miedo es de los vivos y soy demasiado escéptica para lo mucho que me fascina lo sobrenatural (curiosa paradoja) pues decidí plasmar mi sueño en pintura porque hasta de lo malo se debe sacar partido en el arte.

lunes, 8 de octubre de 2012

Santiago de Compostela (Parte II) y Fisterra

Como prometí, os muestro la segunda parte de mi reportaje fotográfico de Santiago de Compostela y también de Fisterra. Podéis pinchad en las imágenes para verlas a mayor tamaño.

Para la portada, elegí el último cruceiro del Camino, situado en Fisterra; aparece como un fantasma de piedra, emergiendo entre las rocas. Lo que se siente al estar allí, mientras el viento te azota impetuosamente, sin discernir la línea del horizonte, donde se fusionan cielo y mar, no se puede explicar con palabras. No me extraña que bautizaran a este enclave con el nombre de finis terrae (del latín: Fin de la Tierra), porque así lo parece.

Cruceiro de Fisterra

Regresando a Santiago, me gustaría enseñaros algunos pazos (casas solariegas tradicionales gallegas que antaño eran las residencias de personas importantes) y lugares emblemáticos de la ciudad.

La Praza do Obradoiro es el corazón de Compostela, su nombre alude al obrador, refiriéndose a los canteros que trabajaban en la construcción de la Catedral. Al este de la plaza, la fachada de la Catedral se une al Museo y al Pazo de Xelmírez, de estilo románico (siglo XI), aunque en el siglo XVIII se le añadió un nuevo piso sobre los dos iniciales. Al oeste, se encuentra el Pazo de Raxoi, la actual sede del ayuntamiento; un edificio neoclásico del arquitecto francés Carlos Lemaur en 1766. Al norte, está el Hostal dos Reis Católicos, de estilo plateresco, diseñado por Enrique Egas; este edificio servía antiguamente para albergar a los peregrinos (irónico, pues ahora es un parador de 5 estrellas Gran Lujo). Al sur, el Colexio de San Xerome, que pasó de hospital de peregrinos a residencia de estudiantes y que ahora es el Rectorado de la Universidad.

La Praza de Cervantes es el núcleo principal del casco histórico y antiguamente se la denominaba plaza del Pan o plaza del Campo, pero en 1840 cambió su nombre al actual  porque fue colocada una estatua del ilustre escritor. En esta plaza estuvo ubicado, durante doscientos años, la sede del ayuntamiento hasta su traslado en 1787.

La Casa da Parra es uno de los edificios que componen el conjunto arquitectónico de la Praza da Quintana, ubicada sobre su escalinata, parte conocida como "Quintana de Vivos" (y me pregunto si no será de bajar tal escalinata cuando la plaza cambia a "Quintana de Mortos"). La casa, en sillería de granito, es obra de Domingo de Andrade en 1683, aunque el último piso es un añadido del siglo XX. Actualmente está dedicada a sala de exposiciones de artistas gallegos y es de acceso gratuito.

La Casa do Cabido fue construida en el siglo XVIII por Clemente Fernández Sarela, con la función de cerrar el espacio de la Praza das Praterías; su fachada es un ejemplo del esplendor barroco compostelano y alberga en su interior una exposición de fotografías antiguas de la ciudad de Santiago; su entrada es libre.

El Pazo de Bendaña, en la Praza do Toural, y ePazo de Fondevila, situado en la Rúa das Casas Reaisdatan del siglo XVIII y ambos son obras barrocas del ya citado Clemente Fernández Sarela (este señor se edificó medio Santiago).


En cuanto a iglesias, me he obligado a ser selectiva porque, aunque he tenido el privilegio de visitar más templos de los que aparecen destacados en un plano convencional, no quiero abrumaros. Pero si os interesa alguna iglesia en particular que no haya nombrado, me tenéis a vuestra disposición.

La Capela das Ánimas empezó a construirse en 1784 con planos de Miguel Ferro Caaveiro. Posee una planta rectangular con nave únicatres capillas laterales a cada lado y presbiterio.
Lo más destacado es el frontis neoclásico de su portada sobre columnas de orden jónico, mientras que el interior nos deslumbra con su presbiterio, con un arco triunfal cóncavo.

El Convento de San Francisco es del siglo XIII, pero la fachada es barroca (siglo XVIII), diseñada por Simón Rodríguez y rematada por Fray Manuel Caeiro, por lo que la decoración se diferencia, cambiando al neoclásico por encima del entablamento.
La planta de cruz latina posee tres naves y el crucero está cubierto por una bóveda de cañón con cúpula de media naranja en las pechinas. A las naves laterales se abren quince retablos, la mayoría de Fray José Rodríguez, como el retablo central.
En este convento se puede visitar el Museo de Terra Santa, donde exponen objetos referentes a los Lugares Santos y de tradición peregrina. En mi humilde opinión, que podéis o no compartir, el museo es algo insípido en comparación con el del Mosteiro de San Martiño Pinario.


El Mosteiro e Igrexa de San Paio de Antealtares se fundó en el siglo IX para cuidar el sepulcro de Santiago, pero la actual construcción pertenece a los siglos XVII y XVIII, ya que la iglesia primitiva fue derrumbada. La planta de cruz griega fue diseñada por Gabriel de Casas.
A través de la iglesia podemos acceder al Museo de Arte Sacra, donde se conserva el antiguo altar del sarcófago apostólico, regalo de Xelmírez, y substituido por otro más grandioso en la Catedral.

La Igrexa de San Fructuoso, de estilo churrigueresco, fue construida por Lucas Ferro Caaveiro en el siglo XVIII. La fachada está concebida para ser vista desde la Praza do Obradoiro, por lo que la decoración se centra en la cornisa superior, donde se sitúan las figuras de las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
En el interior, de planta central, destaca el Retablo Mayor de Luis Lorenzana en 1769, y la Piedad neoclásica de Antón Fernández o Vello.


Y para culminar mi viaje a Santiago, antes de adentrarme en "El fin de la Tierra", he dejado para el final la Casa de Fonseca y la Facultade de Xeografía e Historia, con una visita guiada al Patrimonio Histórico de la USC (Universidad de Santiago de Compostela).

En compañía de Rosi, nuestra magnífica guía, y un grupo de lo más encantador y variado, visitamos el actual Colexio de Fonseca, impulsado en 1507 por Alonso III de Fonseca; aunque todo comenzó en 1495 con Lope Gómez de Marzoa, al abrir una modesta escuela de gramática, así se convirtió en una de las universidades más antiguas del mundo.
Visitamos el claustro, el salón de actos (en el cual Rosi nos indicó que nos sentáramos donde nos placiese, así que yo me acomodé en el sillón presidencial, como si me fuera a otorgar un poder especial para arreglar el mundo) y la llamada Biblioteca América, única en el mundo por su temática y donde se guarda el libro de Horas de Fernando I de León, fechado en torno al 1055 y considerado el más antiguo de Compostela.

La visita se continúa hasta el Colexio de San Xerome y, recorriendo las calles compostelanas y deteniéndonos en algunos pazos, llegamos a la actual Facultade de Xeografía e Historia, donde accedimos a su Paraninfo y a su Salón de Lectura, inspirado en las bibliotecas monásticas. Como colofón, subimos a las cubiertas de la facultad con unas vistas de 360 grados, unas de las más maravillosas de Compostela.

El precio de la visita guiada (7 € por persona) te deja un poco descolocad@ y más si no se conoce de qué trata, pero no defrauda en absoluto y la recomiendo encarecidamente; de lo que podéis arrepentiros es de no asistir porque es fundamental para comprender la historia de esta ciudad de una manera entretenida y didáctica.
En la visita me permití el lujo de descansar un poco de la cámara, así que la mayoría de las fotos he de agradecérselas a Jorge, que demostró poseer excelentes dotes para la fotografía. 



Y como si fuese una peregrina más, llego a Fisterra, al fin del Camino y de este reportaje, que deseo de todo corazón que os haya gustado.

Los orígenes de Fisterra se pierden en el tiempo como la bruma del océano Atlántico en la Costa da Morte, pero la singularidad geográfica de este lugar atrajo a historiadores desde tiempos inmemoriables.

Cabe destacar la Igrexa de Santa María das Areas de Fisterra, construida en el románico con granito autóctono. Posee una nave central con contrafuertes y escasos vanoscuenta con un pórtico sin parteluz de dos arquivoltas.

En cuanto a los cruceiros, siempre me han llamado la atención estos monumentos con forma de cruz y generalmente de piedra, que se ubican en las encrucijadas (cruces de caminos) o lugares en los que antiguamente existían cultos paganos a la naturaleza.
Aparte de su simbología religiosa, giran torno a ellos numerosas leyendas; una de las más atrayentes es la que está relacionada con la Santa Compaña. Se cuenta que esta procesión de muertos vaga hasta la casa del futuro fallecido, pero si la Santa Compaña se cruza con quien la ve no podrá capturar su alma si la persona se halla en los peldaños de un cruceiro. (Yo, por si acaso, me subo a ellos, que habelas, hainas...)

El Faro es el más importante de la Costa da Morte pues guía a los barcos por estas aguas peligrosas y avisa de sus arrecifes.
En la Cruz del Cabo Fisterra, los peregrinos colocan papeles en los que escriben sus deseos y también dejan exvotos, notas, velas... (Y perdonad por los cabellos despeinados, la risa de loca y la pose de echar a volar, pero con vientos de más de 100 Km/h me volaba literalmente y la única forma de no salir despedida era mantener las rodillas flexionadas).
Como es el último punto del Camino, aquí los peregrinos queman sus ropas y en su honor está la pequeña escultura de la Bota del Peregrino.



En mis largas caminatas por Santiago, mi cabeza no ha parado de recitar uno de los versos más bonitos del poeta Antonio Machado: Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Y de vuelta a Madrid, regreso con una sonrisa melancólica pues, pese a que me traigo gratos recuerdos de mi estancia, grandiosas fotografías y los pies destrozados, tengo ganas de volver; deber ser esa la morriña de la que hablan cuando conoces Galicia.

lunes, 1 de octubre de 2012

Santiago de Compostela (Parte I)

Hace poco que acabo de regresar de terras galegas, concretamente de Santiago de Compostela, y como viene siendo costumbre, me he pasado unas cuantas horas frente al ordenador para montar las fotos y así convertir mi viaje cultural en un reportaje fotográfico para vuestro disfrute, aparte, he decidido dividirlo en dos partes debido a su extensión. Podéis pinchar en las imágenes para verlas a mayor resolución.

Santiago de Compostela es una ciudad preciosa y escrupulosamente limpia, que todo lo que tiene de bonita lo tiene de empinada; para llegar a cualquier sitio hay que debatirse entre cuestas o escaleras, y ambas opciones acaban siendo letales para los pies cuando se patea la ciudad de cabo a rabo y durante horas...
Aún conservo en mis retinas el esplendor barroco de sus edificios, conviviendo en armonía con la solemnidad y la paz del románico; en mi memoria olfativa permanece el olor a piedra y a flores de sus calles, junto al incienso de sus templos y el fresco aroma de sus zonas verdes.
Si no sois vegetarianos, es casi delito no degustar un polbo á feira y el lacón con pemento, mientras que para los paladares más golosos recomiendo la típica torta de Santiago y unos dulces llamados feuchos.

Vista panorámica de Santiago de Compostela.

Santiago de Compostela es la capital de la comunidad autónoma de Galicia y pertenece a la provincia de A CoruñaLa ciudad es patrimonio de la humanidad por la Unesco y destaca por ser un importante núcleo de peregrinación en Europa desde la Edad Media, a través del Camino de Santiago, ruta en la que se sigue la estela de la Vía Láctea.
Si habéis tenido la ocasión de visitar Santiago, podéis imaginar la diversa cantidad de peregrinos que allí se dan cita; llegan exhaustos y cansados, a pie o en bicicleta, pero con la satisfacción de haber concluido la hazaña que emprendieron, aunque muchos continúan su andanza hasta Fisterra, donde verdaderamente acaba el camino.

Me considero afortunada por haber podido visitar, junto a mi pareja, este pedacito de paraíso con un tiempo envidiable, al menos durante los cuatro primeros días de los cinco que duró nuestra estancia, porque de regreso nos cayó el diluvio universal nada más arrancar el coche y no paró de llover hasta Tordesillas (Valladolid), con rachas de viento superiores a los 100Km/h.


La catedral está dedicada al Apóstol Santiago el Mayor y acoge, según la tradición, su sepulcro; la historia narra que, en el año 44, Santiago fue decapitado en Jerusalén y sus restos fueron trasladados a Galicia en una barca de piedra.

Contemplar la fachada del Obradoiro me causó mucha impresión, no sólo por la magnitud de sus imponentes torres o por las escalinatas de acceso, sino por el color pardusco de sus muros; verla al natural da respeto. La erosión de la lluvia y la humedad no perdonan el paso de los siglos ni a colosos de piedra como este.

Para hablar de los estilos arquitectónicos y remodelaciones de la catedral necesitaría emplear un mínimo tres clases de historia del arte avanzada porque hay una fusión entre el prerrománico, el románico, el gótico y el barroco como nunca antes se dio, pero intentaré ser breve y concisa para no aburrir a nadie.
En el siglo X, ante el aumento de peregrinos y las modestas dimensiones de la iglesia primitiva, se construyó un templo de estilo prerrománico, pero este también resultó insuficiente para albergar a los peregrinos, así que en el año 1075 se iniciaron las obras de la gran catedral románica, a cargo de los maestros Bernardo el Viejo y su ayudante, Galperinus Robertus.
Antes de abandonar Compostela, el maestro Esteban completó las capillas del deambulatorio y dejó iniciadas las obras de la fachada de las Platerías.
Aunque hubo bastantes paradas durante la construcción románica, las limosnas y donaciones consiguieron que el maestro Mateo dirigiera, en 1168, el inicio del pórtico de la Gloria (el cual actualmente se encuentra en restauración, así que sólo pude tomar fotografías del parteluz, pues el tímpano, las jambas y los pilares están cubiertos por andamios).

La planta de cruz latina posee tres naves, con una longitud de cien metros aproximadamente y un crucero también de tres naves. El cimborrio, situado sobre el centro del transepto, es de estilo gótico y sustituye el antiguo románico.
Sobre las naves laterales, se encuentra un triforio con balcones de doble arquería. La nave central posee una bóveda de cañón reforzada con arcos fajones y las naves laterales con bóvedas de arista.
En cuanto al exterior, la fachada del Obradoiro, puramente barroca, fue realizada por Casas Novoa en 1740, como también es barroca la de Azabachería, obra de Ferro Caaveiro y Fernández Sarela, y modificada posteriormente por Ventura Rodríguez.
 


El mosteiro de San Martiño Pinario fue fundado en el siglo X y en él se mezclan elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos.
En su fachada eclesiástica se pueden contemplar figuras de santos abades benedictinos, accediendo a ella por las monumentales escaleras de triple rampa del siglo XVIIIMientras, en la fachada orientada al sur, rodeada de hermosos jardines en la Praza da Inmaculada, hay cuatro columnas dóricas, soportando un entablamento con pináculos
La iglesia se terminó en 1652 por Mateo López y González de Araújo. La planta posee una sola nave de bóveda de cañón con falsos casetones y tiene seis capillas laterales.
La sillería barroca del coro es obra de Mateo de Prado y los tres retablos del altar mayor de Casas Novoa.

En la actualidad, el conjunto monástico alberga un museo de arte religioso, el cual merece una visita por un precio irrisorio porque, además de las reliquias, podemos ver la antigua imprenta, la botica y el coro renacentista que estuvo en la catedral de Santiago.
 

El convento e igrexa de San Domingos de Bonaval fue cedido por el ayuntamiento al Museo do Pobo Galego, constituyendo así un objeto de turismo imprescindible.

La iglesia, de estilo gótico y añadidos renacentistas, sigue los cánones del gótico dominico, con naves luminosas y amplias, cubierta en su totalidad de bóvedas de arista; es un templo digno de admirar debido a su intocable estructura original.

El Museo do Pobo Galego cuenta con nueve salas permanentes, dedicadas a las tradiciones y costumbres para preservar la historia de Galicia.
Ofrecen una visión muy completa y detallada de las tradiciones gallegas y de la diversidad de éstas; en él, se puede encontrar desde una barca hasta una gaita, pasando por diversas maquetas de casas típicas hasta herramientas de trabajo empleadas en el campo.
A cada una de las salas se accede mediante una triple escalera helicoidal, compuesta de tres espirales independientes y construida en los siglos XVII y XVIII por el arquitecto Domingo de Andrade.

Y en la foto superior de vuestra izquierda, estoy yo, bajo uno de los arcos exteriores de la parte trasera de todo el complejo, porque de vez en cuando aparezco tímidamente delante de la cámara en vez de refugiarme tras ella.
  

La colexiata de Santa María do Sar se alzó en el siglo XII a las orillas del río Sar y conserva la mayor parte de su estructura románica.
En el exterior, destacan sus robustos arbotantes, construidos entre los siglos XVII y XVIII para proteger los muros septentrionales y así evitar su derrumbe.
No se sabe si por un error técnico, por la exagerada elevación de las naves laterales o por el corrimiento del terreno sobre el que se asienta, pero las columnas y los muros están visiblemente inclinados.
El interior cautiva por sus proporciones y por citada inclinación en sus columnas, dando la sensación de inestabilidad, como si se fuese a caer de un momento a otro; su iluminación interior es de lo más atractiva, ya que proviene de los vanos en los laterales y del hermoso rosetón en la cabecera.
La planta basilical posee tres naves, separadas por pilares compuestos y decorados con motivos vegetales; dichas naves están cubiertas por bóvedas de cañón reforzadas por arcos fajones. La cabecera tiene tres ábsides, el central es poligonal y los laterales semicirculares.


Y hasta aquí la entrada de hoy; sólo espero no haber aburrido a nadie con mis explicaciones y tecnicismos (no lo puedo evitar, estoy enamorada del arte) y deseo también que hayáis disfrutado de las fotografías. En la próxima entrada más curiosidades, lugares e imágenes de Santiago y también de Fisterra...

Con cariño le dedico esta entrada a Jorge Martín, mi compañero de viaje en nuestro particular Camino.